Por Sebastián Artola
Los centros de salud son una de las pocas
instituciones del municipio y la provincia con presencia en los barrios de
Rosario.
El repliegue del Estado local y provincial de los
lugares donde más se lo necesita y el vaciamiento de las políticas sociales en
los últimos años dejaron a los centros salud como única institución de
referencia para los vecinos de los barrios más humildes.
El compromiso y la voluntad de
los trabajadores y profesionales los mantienen en pie, muchas veces desbordados,
haciendo malabares y en situaciones límites.
Pese a este esfuerzo, en los 52 Centros de Salud que conforman
el dispositivo de Atención Primaria los insumos básicos son cada vez más
escasos y la infraestructura de muchos lugares es lamentable.
Ni que hablar de conseguir un turno con un especialista, a
lo que debemos sumar la realidad de que los fines de semana están cerrados, sin
ningún tipo de guardia, dejando librada
a la suerte de los vecinos la posibilidad de sortear la urgencia, cuando se
trata de un derecho público básico.
Las condiciones de trabajo es un tema aparte. Los
profesionales no tienen reemplazos. Cuando alguien toma licencia por enfermedad,
embarazo o maternidad, el lugar queda vacío. A esto se suma que en Rosario hay
una desregulación total en las condiciones laborales de los profesionales de la
salud, siendo contratados bajo el régimen de locación de servicios.
Tampoco existe un dispositivo común en todo el sistema de
salud municipal o provincial que atienda las problemáticas de salud mental y adicciones, y las sitúe
en el marco del acceso cotidiano a la
salud pública de las familias y la comunidad, siendo Rosario
una de las ciudades que más alta tasa registra en todo el país de padecimiento
por consumo de drogas y alcohol.
Una política de salud construida desde la prevención y
promoción de derechos empieza con una presencia integral del Estado en los
barrios. Y esta va desde el fortalecimiento y jerarquización de los
dispositivos de atención primaria, pasando por la articulación con políticas
sociales que promuevan la integración de la comunidad hasta la realización de
las obras de infraestructura pendientes que permitan el acceso a servicios
públicos dignos a todos nuestros vecinos, con impacto significativo en los
procesos de salud-enfermedad de la comunidad.
Más y mejor Estado, desde un abordaje integral en cada
barrio, es el camino para construir un modelo de
salud ejemplar en serio en nuestra ciudad.