“Pensar la ciudad”, Rosario/12, 07-10-14.

Por Sebastián Artola
Los centros de salud son una de las pocas instituciones del municipio y la provincia con presencia en los barrios de Rosario.
El repliegue del Estado local y provincial de los lugares donde más se lo necesita y el vaciamiento de las políticas sociales en los últimos años dejaron a los centros salud como única institución de referencia para los vecinos de los barrios más humildes.
El compromiso y la voluntad de los trabajadores y profesionales los mantienen en pie, muchas veces desbordados, haciendo malabares y en situaciones límites.
Pese a este esfuerzo, en los 52 Centros de Salud que conforman el dispositivo de Atención Primaria los insumos básicos son cada vez más escasos y la infraestructura de muchos lugares es lamentable.
Ni que hablar de conseguir un turno con un especialista, a lo que debemos sumar la realidad de que los fines de semana están cerrados, sin ningún tipo de guardia,  dejando librada a la suerte de los vecinos la posibilidad de sortear la urgencia, cuando se trata de un derecho público básico. 
Las condiciones de trabajo es un tema aparte. Los profesionales no tienen reemplazos. Cuando alguien toma licencia por enfermedad, embarazo o maternidad, el lugar queda vacío. A esto se suma que en Rosario hay una desregulación total en las condiciones laborales de los profesionales de la salud, siendo contratados bajo el régimen de locación de servicios.
Tampoco existe un dispositivo común en todo el sistema de salud municipal o provincial que atienda las problemáticas de salud mental y adicciones, y las sitúe en el marco del  acceso cotidiano a la salud pública de las familias y la comunidad, siendo Rosario una de las ciudades que más alta tasa registra en todo el país de padecimiento por consumo de drogas y alcohol.
Una política de salud construida desde la prevención y promoción de derechos empieza con una presencia integral del Estado en los barrios. Y esta va desde el fortalecimiento y jerarquización de los dispositivos de atención primaria, pasando por la articulación con políticas sociales que promuevan la integración de la comunidad hasta la realización de las obras de infraestructura pendientes que permitan el acceso a servicios públicos dignos a todos nuestros vecinos, con impacto significativo en los procesos de salud-enfermedad de la comunidad.
Más y mejor Estado, desde un abordaje integral en cada barrio, es el camino para construir un modelo de salud ejemplar en serio en nuestra ciudad.