"Pensar la ciudad", El Argentino (edición Rosario), 29-04-13.

Por Sebastián Artola (*)

Desde la 2010 se viene acentuando el vaciamiento de las políticas sociales y el corrimiento del Estado municipal de los barrios más postergados de la ciudad.
Durante ese año, la reconversión de los 33 ex Centros Crecer en Centros Territoriales de Referencia (CTR) marca su desmantelamiento cuando no su cierre, la pérdida de funcionalidad y la desarticulación de un abordaje integral entre políticas sociales y políticas sanitarias en el territorio.
Como vienen denunciando los trabajadores de Promoción Social, la mayoría de los equipos están incompletos y las condiciones edilicias prácticamente no permiten llevar a cabo actividades.
Con la asunción de Mónica Fein esta política se profundiza mediante el traslado de personal de los CTR a otras áreas.  
A su vez, y al igual que en salud, en Promoción Social no existen los reemplazos por licencia (sea por maternidad o por enfermedad de larga duración), siendo de los salarios más precarios de toda la Municipalidad.
A tal punto esta realidad que a principios de año la propia directora de Salud Mental de la ciudad, Débora Daniele, tuvo que reconocer el “retroceso del Estado” y la pérdida de “capacidad de intervención en los barrios”.
El desamparo de los vecinos y los jóvenes en los barrios no deja de ser parte del telón de fondo de la violencia que sacude a nuestra ciudad. Un Estado con políticas públicas que promuevan la inclusión laboral, la permanencia en el sistema educativo, la capacitación en oficio, la recreación y la producción cultural, son las cosas que habilitan a todo joven poder construir un proyecto de vida como horizonte, reponiendo el sentido de pertenencia a su barrio y la ciudad.  
Esperemos que los anuncios que viene realizando la intendenta del Plan Social 2013 se inscriban en una dirección contrario a lo hecho y vayan más allá de nuevos nombres para programas e instituciones ya existentes, permitiendo de este modo que el Estado esté junto a los que más lo necesitan.

(*) Foro Rosario para Todos.

"Pensar la ciudad", El Argentino (edición Rosario), 22-04-13.



Por Sebastián Artola (*)

El Presupuesto Participativo (PP) puede significar una fenomenal herramienta y experiencia de democracia directa, a través de la participación ciudadana en la determinación de las prioridades de inversión de un municipio.
O puede ser una instancia más bien formal, sin mucha incidencia sobre el presupuesto total, que sirve para desdibujar la responsabilidad del Estado y la noción universal de derecho, a través de voluntades fragmentadas que deben elegir entre distintas obras públicas elementales que desde el vamos deberían estar garantizadas (o al menos proyectadas) por el gobierno municipal.
En nuestra ciudad, el PP es una de las políticas públicas que tiene buena propaganda oficial pero que en los hechos se ha ido vaciando de contendido.
Si en el 2003, su primer año de aplicación, representaba el 8,21% del presupuesto total,  el año pasado significó el 1,56%. Mientras que para el 2013 tiene previsto sólo 1,34% en una sistemática violación de la ordenanza Nº 7.869/05 que establece que lo destinado al PP “deberá ser igual o mayor en valores porcentuales a lo establecido en el año inmediato anterior”.
Por otra parte, si desde el 2003 a la actualidad el presupuesto general creció un 1.156 %, en el mismo período el PP creció solo un 106 %. A lo que debemos sumar la subejecución de las iniciativas aprobadas, como de manera reiterada denuncian los vecinos, donde se estima que desde el año 2005 el 40%, o incluso un poco más, nunca llegaron a concretarse.
Es decir, la promoción de la participación ciudadana a través de mecanismos que la hagan protagonista de las decisiones públicas es un desafío para toda democracia que aspire a profundizarse. Algo muy distinto a entenderla como la excusa para situar en los ciudadanos la responsabilidad por la ausencia de derechos básicos en cada territorio, mientras el Estado se lava las manos y mira para otro lado.

(*) Foro Rosario para Todos.


           

“Pensar la ciudad”, El Argentino (edición Rosario), 15-04-13.



Por Sebastián Artola (*).

La reacción del gobierno nacional frente al trágico temporal en La Plata y en la ciudad de Buenos Aires, deja en claro las diferencias con el modelo de Estado y de representación política que gobierna Santa Fe y Rosario.
Si por un lado pudimos ver a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner poner el cuerpo, dar la cara, hablar mano a mano con los vecinos, recorrer los centros de asistencia, estar junto a los voluntarios y anunciar medidas de reparación para los damnificados como los créditos para la refacción de casas, la duplicación de la Asignación Familiar, la Asignación Universal y de Embarazo por tres meses, más un adicional de 4330 pesos en dos cuotas para los jubilados y pensionados que cobran la mínima.
Durante el temporal del 19 y 20 de diciembre del año pasado en Rosario, los vecinos de los doce barrios inundados con suerte pudieron ver el helicóptero con el que Mónica Fein y Antonio Bonfatti recorrían la ciudad, bien lejos de lo que pasaba en cada lugar, sin ningún tipo de respuesta, más que las donaciones que la militancia pudo llevar a las zonas más humildes de la ciudad.
Desde el primer momento, el municipio y la provincia se sacaron toda la responsabilidad de encima, cuando es sabido que la falta de recolección de residuos, el atraso en las obras públicas, la limpieza de las zanjas o la inexistencia de las mismas en los barrios más postergados, fueron las causas de tamaña inundación.
Recién en estos días, y a casi cuatro meses del temporal, anunciaron una línea de crédito del Banco Municipal, a los que muy pocos van a acceder dada la condición de vulnerabilidad de muchas de las familias inundadas, y un pedido al gobierno nacional de asistencia para los vecinos damnificados, que una vez más huele a chicana política y al recurrente hábito de patear la pelota para otro lado, que a una respuesta concreta para quienes hoy más necesitan del Estado municipal.

(*) Foro Rosario para Todos.


“Pensar la ciudad”, El Argentino (edición Rosario), 08-04-13.

Por Sebastián Artola (*).

Que la política municipal se haya vuelto una serie de anuncios hechos más para los medios de comunicación que para dar respuestas concretas a las necesidades de la ciudad, no es ninguna novedad.
La iniciativa de que los funcionarios viajen en transporte público los días viernes es ejemplo de ello. Una política de movilidad urbana que de solución al caos vehicular, empieza por un servicio de transporte urbano accesible y eficiente.
Pero el transporte público es uno de los fracasos más rotundos desde Binner a la actualidad y una muestra más que gráfica del “socialismo al revés” que se practica en Rosario, basado en privatizar ganancias y socializar pérdidas.
La historia es conocida, ante cada déficit de rentabilidad la variable de ajuste es la misma: los usuarios. Pero los aumentos de tarifa nada resuelven, el deterioro del servicio se profundiza, las frecuencias no mejoran y muchos barrios siguen sin líneas de colectivo quedando incomunicados del resto de la ciudad. 
El argumento de la falta de subsidios de tanto repetido ya suena a excusa. Rosario es la ciudad del interior que más subsidio recibe de Nación, representando el 50% del costo total del pasaje, mientras que la provincia de Santa Fe no aporta un solo peso.
En el fondo lo que mostró su fracaso es la lógica empresarial y privada con que el municipio gestiona un servicio que es público, negando su carácter social y, en consecuencia, la posibilidad de ser pensado como un bien público que debe ser costeado por el conjunto de la sociedad y, en especial, por los sectores con mayor capacidad contributiva de la ciudad.

(*) Foro Rosario para Todos.