Por Sebastián Artola
El gobierno municipal sabe que está para atrás con los
vecinos del centro de la ciudad y por eso lanza el plan “Rosario más linda”. El mismo anuncia
la refacción de algunas fachadas históricas, la remodelación de plazas y la
prohibición de pegar carteles en columnas.
De modo vergonzoso vimos esta semana un afiche pidiendo
justicia para Jere, Mono y Patón con una faja que decía “Publicidad no
autorizada”, como si la lucha contra la impunidad debiera pedir autorización o tener que pagar una cartelera para su
difusión.
Más allá de la lavada de cara, el mejor favor que le pueden hacer a los vecinos y laburantes del centro es dejar de hacer todo lo posible para vaciarlo, en beneficio de los grandes emprendimientos comerciales, como marcan la prohibición de estacionar en el microcentro, sin medidas alternativas y gratuitas, y la desregulación total del mercado inmobiliario.
Más allá de la lavada de cara, el mejor favor que le pueden hacer a los vecinos y laburantes del centro es dejar de hacer todo lo posible para vaciarlo, en beneficio de los grandes emprendimientos comerciales, como marcan la prohibición de estacionar en el microcentro, sin medidas alternativas y gratuitas, y la desregulación total del mercado inmobiliario.
El
problema es estructural y no cosmético. Un modelo de desarrollo urbano, a
medida de las grandes inversiones privadas, no podía sino dejar afuera,
también, a porciones crecientes de los sectores medios de la ciudad, con una
pésima calidad en la prestación de los servicios de agua, luz y transporte, y
la promoción de obras públicas en función de los negocios de unos pocos y no de
las necesidades de las mayorías.
Mientras tanto los barrios más
postergados, bien gracias.