Por Sebastián
Artola (*).
Desde los
asesinatos de los pibes de Villa Morenos ocurridos el 1 de enero de 2012 la
ciudad viene siendo sacudida por una escalada de violencia que no cesa. En lo
que va del 2013 se produjeron 107 homicidios. Es decir, uno cada día y medio.
El tiroteo del
pasado martes a metros de una escuela en el sudoeste de la ciudad, y a minutos
de la hora de salida, donde por milagro no hubo heridos, pone sobre la mesa una
realidad que lejos está de atenuarse, más allá de los anuncios y esfuerzos
publicitarios que hace el gobierno local y provincial.
La dimensión del
delito y el crecimiento exponencial del narcotráfico en la ciudad constituyen el
telón de fondo de una violencia que siembra de miedo, dolor y desconfianza a la
sociedad, se lleva la vida de los pibes de los barrios más humildes y tiene de rehenes
a los vecinos por las disputas entre bandas.
El mismo día del tiroteo
se realizó la marcha contra el narcotráfico convocada por todo el arco político
de la ciudad. Esperemos que la participación de los partidos que integran el
gobierno municipal y provincial vaya acompañada de la necesaria decisión política
para reestructurar la fuerza policial y recuperar el control civil sobre ésta, único
modo de desmantelar su connivencia con el delito y el narcotráfico, como
también de la creación de políticas públicas de integración e inclusión que
permita a los jóvenes de los barrios más humildes tener un proyecto de vida
como horizonte.
Sólo así será
posible transitar un camino donde la consigna “Ni un pibe menos” sea una
realidad.
(*) Foro Rosario
para Todos.