“Pensar la ciudad”, El Argentino (edición Rosario), 03-06-13.

Por Sebastián Artola (*)
Si como sostuvimos el pasado lunes, la espiral de violencia y el crecimiento del narcotráfico en nuestra ciudad encuentran en la connivencia de la policía provincial con el delito una de sus causas explicativas.
La ausencia del Estado municipal y provincial en los barrios más humildes, el desamparo de los pibes en los territorios periféricos y un modelo de ciudad que marchó detrás de la especulación inmobiliaria y los grandes emprendimientos comerciales, es el otro rostro que nos permite entender la realidad del narcotráfico en Rosario.
A esta altura, no alcanza con decir que el tráfico de drogas es un fenómeno nacional o, incluso, internacional, lo que es una obviedad; o un delito federal, como de manera recurrente se escucha decir a funcionarios provinciales o del ejecutivo municipal.
La dimensión y virulencia que el narcotráfico tomó en la ciudad nos lleva a preguntarnos por la relación entre Estado, sociedad y territorio, tal como se fue configurando en estos años, y en particular por el proyecto de ciudad que la gobierna desde hace 18 años.
La sumisión del Estado local a los inversores privados y un modelo de crecimiento económico sin inclusión social dejaron a muchísimos rosarinos sin infraestructura social básica, servicios públicos dignos e integración socioeconómica.
De este modo, la fragmentación social, geográfica y simbólica es el telón de fondo de la violencia en los territorios periféricos, con un tasa de homicidios que triplica la media nacional, significando un negocio que mueve 2000 mil millones de pesos anuales, lo cual contribuye en proporción insospechada a los grandes emprendimientos comerciales e inmobiliarios, como medio para blanquear el dinero, a través de importantes abogados y estudios contables.
Frente a esta realidad, es imprescindible avanzar en una profunda reforma de la policía provincial, bajo conducción política y control civil. Como también reponer el rol transformador del Estado municipal, a partir de reconstruir el vínculo entre el territorio y la ciudadanía.
Un nuevo proyecto de ciudad es el camino para dar respuesta a las necesidades que hace casi dos décadas están pendientes y que el “socialismo” no ha mostrado interés en resolver.


(*) Foro Rosario para Todos