Por Sebastián
Artola (*)
Si como sostuvimos
el pasado lunes, la espiral de violencia y el crecimiento del narcotráfico en
nuestra ciudad encuentran en la connivencia de la policía provincial con el
delito una de sus causas explicativas.
La ausencia del
Estado municipal y provincial en los barrios más humildes, el desamparo de los
pibes en los territorios periféricos y un modelo de ciudad que marchó detrás de
la especulación inmobiliaria y los grandes emprendimientos comerciales, es el
otro rostro que nos permite entender la realidad del narcotráfico en Rosario.
A esta altura, no
alcanza con decir que el tráfico de drogas es un fenómeno nacional o, incluso,
internacional, lo que es una obviedad; o un delito federal, como de manera
recurrente se escucha decir a funcionarios provinciales o del ejecutivo
municipal.
La dimensión y
virulencia que el narcotráfico tomó en la ciudad nos lleva a preguntarnos por
la relación entre Estado, sociedad y territorio, tal como se fue configurando
en estos años, y en particular por el proyecto de ciudad que la gobierna desde
hace 18 años.
La sumisión del
Estado local a los inversores privados y un modelo de crecimiento económico sin
inclusión social dejaron a muchísimos rosarinos sin infraestructura social
básica, servicios públicos dignos e integración socioeconómica.
De este modo, la
fragmentación social, geográfica y simbólica es el telón de fondo de la
violencia en los territorios periféricos, con un tasa de homicidios que
triplica la media nacional, significando un negocio que mueve 2000 mil millones
de pesos anuales, lo cual contribuye en proporción insospechada a los grandes
emprendimientos comerciales e inmobiliarios, como medio para blanquear el
dinero, a través de importantes abogados y estudios contables.
Frente a esta
realidad, es imprescindible avanzar en una profunda reforma de la policía
provincial, bajo conducción política y control civil. Como también reponer el
rol transformador del Estado municipal, a partir de reconstruir el vínculo
entre el territorio y la ciudadanía.
Un nuevo proyecto
de ciudad es el camino para dar respuesta a las necesidades que hace casi dos
décadas están pendientes y que el “socialismo” no ha mostrado interés en
resolver.
(*) Foro Rosario
para Todos