Por Sebastián Artola
Las
declaraciones de Hermnes Binner días atrás, sobre su convicción en la “mano
invisible del mercado” ayudan a sincerar algunas cuestiones.
Por
supuesto que las mismas no son ingenuas y tienen que ver con la disputa por representar
el voto más conservador de nuestra sociedad en su carrera presidencial. Pero
también permiten entender el tipo de “socialismo” que hace más de veinte años
viene gobernando nuestra ciudad y hace siete la provincia.
El
liberalismo económico, por definición, supone una fe ciega en las virtudes del
mercado, viendo en el Estado una presencia negativa que vendría a distorsionar
las bondades del capital privado y su lógica de maximar ganancias a toda costa.
A la larga, este libre juego de las fuerzas del mercado, debería tender a
equilibrar las desigualdades sociales… No hace falta agregar muchas palabras, para
decir que esto nunca pasa. Con vivir en Rosario y en la provincia de Santa Fe,
basta y sobra.
La
conjunción entre liberalismo económico y socialismo vaciaron a éste último de
su sentido social e igualitarista en función de la primacía de las inversiones
privadas y el gran capital, poniendo al Estado de rodillas
frente a los intereses de la especulación inmobiliaria, los grandes
emprendimientos comerciales y el complejo agroexportador, dejando como
resultado, en Rosario, una ciudad fragmentada, atravesada por necesidades de
todo tipo y en permanente deterioro de la calidad de vida de cada vez más
vecinos de la ciudad.
Para muestra vale un dato que ya hemos planteado: mientras son
ochenta mil los departamentos deshabitados
en nuestra ciudad, según el CENSO del año 2010,
un tercio de la población tiene negado el derecho a una vivienda digna.
Es
decir, gracias a la mano invisible del mercado y la falta de regulación, el boom de la construcción que vivimos en estos años marchó en
paralelo al agravamiento del déficit habitacional con más de cincuenta
mil familias en esta situación.
No
hace mucho, también, el gobernador Bonfatti le
cedía 10 hectáreas fiscales a la Bolsa de Comercio, frente a la costa de la
vecina ciudad de Granadero Baigorria, valuadas en millones de pesos, mientras muchísimas
familias del PROCREAR no encuentran lugar donde construir por la
especulación con el uso de la tierra.
Lo mismo con el destino que se le dio a la tierras del ex
Batallón 121 y se le quiere dar al predio de 58 hectáreas en Puerto Norte que
se recuperó gracias a la intervención de las fuerza nacionales de seguridad.
Poner en debate el modelo económico en nuestra ciudad y en la
provincia es un tema pendiente y decisivo. Reafirmar el papel transformador del
Estado y ponerlo al servicio de todos es la camino para dar una solución a las
necesidades que hace años esperan una respuesta.