“Pensar la ciudad”, El Argentino (edición Rosario), 08-04-13.

Por Sebastián Artola (*).

Que la política municipal se haya vuelto una serie de anuncios hechos más para los medios de comunicación que para dar respuestas concretas a las necesidades de la ciudad, no es ninguna novedad.
La iniciativa de que los funcionarios viajen en transporte público los días viernes es ejemplo de ello. Una política de movilidad urbana que de solución al caos vehicular, empieza por un servicio de transporte urbano accesible y eficiente.
Pero el transporte público es uno de los fracasos más rotundos desde Binner a la actualidad y una muestra más que gráfica del “socialismo al revés” que se practica en Rosario, basado en privatizar ganancias y socializar pérdidas.
La historia es conocida, ante cada déficit de rentabilidad la variable de ajuste es la misma: los usuarios. Pero los aumentos de tarifa nada resuelven, el deterioro del servicio se profundiza, las frecuencias no mejoran y muchos barrios siguen sin líneas de colectivo quedando incomunicados del resto de la ciudad. 
El argumento de la falta de subsidios de tanto repetido ya suena a excusa. Rosario es la ciudad del interior que más subsidio recibe de Nación, representando el 50% del costo total del pasaje, mientras que la provincia de Santa Fe no aporta un solo peso.
En el fondo lo que mostró su fracaso es la lógica empresarial y privada con que el municipio gestiona un servicio que es público, negando su carácter social y, en consecuencia, la posibilidad de ser pensado como un bien público que debe ser costeado por el conjunto de la sociedad y, en especial, por los sectores con mayor capacidad contributiva de la ciudad.

(*) Foro Rosario para Todos.